viernes, 10 de septiembre de 2010

WILLIAM WYLER



William Wyler (Mulhouse hoy Francia, entonces Alemania, 1 de julio de 1902 - Los Ángeles, 27 de julio de 1981) se trasladó a los Estados Unidos en 1921 y fue un prolífico y sobresaliente director de cine estadounidense, tres veces ganador del Premio de la Academia
Casado dos veces y amante de Bette Davis a la que conoció durante el rodaje de "Jezabel".
William Wyler, fue un director cuestionado por los críticos de su época y por otros directores contemporáneos. Se le criticó porque hacía un cine sin estilo, se le llamó el artesano del cine. Existía un pulso entre su cine y el de Orson Welles que no dudaba en descalificarle. Sin embargo no todas las voces fueron negativas, el famoso crítico teórico y cinematográfico francés, André Bazin fundador de Cahiers du Cinéma apoyó el trabajo de Wyler. Al parecer de Bazin nadie sabía contar una historia como Wyler. Abordó todos los géneros: cine negro, comedia, western, melodrama, musical….


ARTESANO
Para muchos su trabajo sería el de experto artesano que ensambla los esfuerzos de talentos puestos a su servicio por un productor de visión. Un examen superficial de las fichas técnicas de sus films parece confirmar ese enfoque .Para muchos, el estilo de Wyler es únicamente la suma que arroja la producción hollywoodense en su mejor expresión (el mejor decorado, vestuario, fotógrafo, música…….), pero sin aportar un estilo propio.


MÁS QUE UN ARTESANO. UN ESTILO
Y, sin embargo, un film de Wyler es una creación absolutamente identificable, una creación cuya unidad de concepción y realización se impone inmediatamente, cuya vinculación –de enfoque y estilo– con su obra precedente y subsiguiente es fácil de trazar. Wyler es de los que han hecho menos concesiones a las supercherías del "autor" a expensas del estilo.
La perfecta neutralidad y transparencia del estilo que no debe interponer ninguna coloración, ningún índice de refracción entre el espíritu del lector y la historia.
Todos los esfuerzos de la puesta en escena tienden a suprimirla y los actores alcanzan un máximo de potencia y de claridad. Por ejemplo hablando de"La loba", la obra de Lilian Hellman apenas ha sufrido con la adaptación: el film respeta el texto casi íntegramente y resulta evidente no solo lo que el cine añade a los medios del teatro sino que además, el máximo coeficiente cinematográfico coincide paradójicamente con el mínimo posible de puesta en escena. Nada podía multiplicar tanto la potencia dramática de algunas escenas como la inmovilidad absoluta de la cámara. Cualquier movimiento que un realizador menos avezado hubiera introducido en calidad de elemento cinematográfico, hubiera servido tan solo para rebajar el voltaje dramático. Aquí la cámara no está en el lugar de ningún espectador. Es ella, gracias al encuadre de la pantalla y a las coordenadas ideales de su geometría dramática, quien organiza la acción.

OBJETIVIDAD
En uno de los artículos más largos que se han dedicado a WylerAndré Bazin ha sostenido la teoría de su impersonalidad. Para demostrarla se apoya Bazin en una análisis detenido de algunos films (principalmente: "La loba" y "Los mejores años de nuestra vida") y en unas declaraciones del mismo Wyler. Este había dicho: “I have always tried to direct my own pictures out of my own feelings, and out of my own approach to life”, lo que puede traducirse así: “He tratado siempre de dirigir mis películas de acuerdo con mis sentimientos y de acuerdo con mi enfoque de la vida”. Pero Bazin leyó y tradujo mal estas palabras porque no advirtió que el out no significaba en este caso “fuera” sino que estaba articulado con el verbo to direct. Su versión dice pues: J’ai toujours essayé de diriger mes films sans tenir compte de mes sentiments et de ma propre conception de l’existence. Qué es exactamente lo contrario de lo que Wyler dijo.
Su mayor error fue confundir impersonalidad con objetividad. Lo que caracteriza el estilo de Wyler es precisamente la objetividad.


PROFUNDIDAD DE CAMPO
La objetividad del estilo de Wyler parece más notable si se examina detenidamente uno de los recursos técnicos del cine sonoro que él ha contribuido a crear: la profundidad de campo. Toda su obra posterior a 1936 muestra sus experimentos y sus conquistas en perfeccionar las posibilidades dramáticas de este recurso, es en "La loba" y en "Los mejores años de nuestra vida" (ambas de Toland) en que Wyler explota hasta el límite sus posibilidades dramáticas. Su detallismo casi supersticioso para dar veracidad a lo cotidiano en el empleo frecuente de la profundidad de campo o, por lo menos, en la puesta en escena simultánea.
De esta utilización de la profundidad de campo para fines dramáticos y para la exposición compleja de acciones se deriva un tercer beneficio: el análisis dramático de las relaciones humanas. Puede constatarse una predilección evidente por los guiones psicológicos con fondo social. Wyler ha llegado a ser maestro en el tratamiento.

Gracias a la profundidad de campo que puede venir a completar la interpretación simultánea de los actores, el espectador tiene la posibilidad de hacer, al menos por sí mismo, la operación final de planificación. Cito a Wyler: "Tuve largas conversaciones con mi operador Gregg Toland. Decidimos buscar un realismo lo más simple posible. La capacidad que tiene Gregg Toland para pasar sin dificultad de un término a otro del decorado, me ha permitido desarrollar mi propia técnica de la planificación. Así puedo seguir una acción evitando los cortes. La continuidad que se consigue así, hace los planos más vivos; más interesantes para el espectador que estudia cada personaje a su gusto y hace él mismo sus propios cortes".


EL PERFECCIONISTA
Cuentan de William Wyler que, durante el rodaje de "Jezabel", obligó a Henry Fonda a repetir una toma hasta en cuarenta ocasiones. Cuando el actor, visiblemente molesto, le preguntó qué era exactamente lo que quería, Wyler le respondió con un lacónico “sólo quiero que lo hagas bien”.

EL ACTOR
El mismo cálculo estético que le hacía escoger la profundidad de campo en las tomas, tenía que llevarle a reducir al mínimo necesario para la claridad del relato el número de planos. Si Wyler ha buscado sistemáticamente, un universo dramático perfectamente neutro, sería ingenuo confundir esta neutralidad con una ausencia de arte. Pero nadie sabe mejor, sin embargo, contar una historia en el cine. Para él, la acción es expresada en primer lugar por el actor. Es en función del actor como Wyler, al igual que el director teatral, concibe su trabajo de valorización de la acción. El decorado y la cámara no están allí más que para permitir al actor concentrar sobre sí el máximo de intensidad dramática sin concederles una significación parásita.


TENSIÓN DRAMATICA
Al inmovilizar la cámara, al hacer jugar a los actores dentro de su campo profundo, entrando o saliendo, alejándose o acercándose según un desplazamiento muy calculado y que no excluye el movimiento de la misma cámara, Wyler consigue poner el acento en un elemento de enorme importancia: la tensión dramática. La cámara no recoge nada superfluo, no se distrae un segundo; su ojo se fija, escrutador, incansable, en una zona privilegiada del escenario en que ocurre lo importante, en que se desarrolla una acción que ha sido despojada de toda adiposidad y ha quedado reducida a sus elementos esenciales. El juego de los actores participa de esa intensidad; salen poco del campo de la cámara, están ellos mismos continuamente sometidos a su escrutinio y la unidad de actuación no se rompe ya que deben continuar representando aunque la cámara no los enfoque directamente.


FILMOGRAFÍA
• 1927 - El caballero alerta
• 1931 - La casa de la discordia
• 1932 - ¿Héroe o cobarde?
• 1933 - El abogado
• 1934 - Fascinación
• 1935 - La ciudad sin ley
• 1935 - La alegre mentira
• 1935 - Una chica angelical
•1936 - Esos tres
• 1936 - Rivales
• 1936 - Desengaño
• 1937 - Calle sin salida
• 1938 - Jezabel
• 1939 - Cumbres borrascosas
• 1940 - La Carta
• 1941 - La loba
• 1942 - La señora Miniver
• 1946 - Los mejores años de nuestra vida 
• 1949 - La heredera
• 1951 - Brigada 21
• 1953 - Vacaciones en Roma
• 1955 - Horas desesperadas
• 1956 - La gran prueba
• 1959 - Ben-Hur
• 1961 - La calumnia
• 1965 - El coleccionista
• 1966 - Cómo robar un millón y...
• 1968 - Funny Girl
• 1970 - No se compra el silencio

3 comentarios:

  1. La carrera de Wyler está salpicada de éxitos, no sólo fue el director de la multipremiada Ben-Hur que mantuvo el record de película más laureada de los premios Oscars con once estatuillas hasta que James Cameron, 38 años más tade, lo igualó con su Titanic.
    Ganó tres Oscars al mejor director por "La sra. Miniver", "Ben Hur" y "Los mejores años de nuestras vidas". Siendo nominado hasta 9 veces más a dicho galardón.
    También consiguió una Palma de Oro por "La gran prueba". Un premio BAFTA,un Globo de oro y un directors guild por "Ben-Hur". Y recibio una mención especial por "Jezabel" en Venecia.

    ResponderEliminar
  2. Es grande aunque aparentemente parezca sólo un artesano; lo que ocurre es que su cine es discreto y no juega a nada... Los peores años de nuestra vida es una maravilla: dramón

    ResponderEliminar
  3. Mal tratado por la crítica de hace unas décadas, revisitado por la nueva crítica, es a mi juicio un director sin tacha. ¿Su estilo? No jugar a ser autor, lo que no le exime de autoría. Diríamos que es la antítesis de Trier, por poner un ejemplo intemporal. Y así, en este estilo "objetivo", como bien apuntas y valga la paradoja, su obra es un incesante buen hacer y trascendiendo a cualquier género. Firmó obras maestras en cualquier género que tocó, y apenas sin repetirse. Vamos, esto solo lo ha logrado él.

    PD. Perdón por escribirte en un post antiguo, pero la entrada me ha parecido estupenda.

    ResponderEliminar